domingo, 15 de noviembre de 2009

De la cabina a la tienda

Con el surgimiento de la aviación a principios del siglo XX, se hizo imperativo el uso de abrigos para evitar el congelamiento del piloto ante la falta de una cabina cerrada que lo protegiese de las inclemencias del tiempo.

Por esta causa, durante la Primera Guerra Mundial, los Royal Flying Corps británicos adoptaron el uso de largos abrigos de cuero durante sus intervenciones en Francia y Bélgica para que luego los norteamericanos introdujeran, hacia el año 1917, el uso de cazadoras de cuero lo suficientemente resistentes como para soportar el frío. Éstas innovaron en el hecho de llevar cierres de cremallera con solapas y toda una serie de ajustes que sirvieron para adaptarlo al cuerpo de sus usuarios como puños y cintura bien marcados y cuellos altos con terminación de piel.

Al finalizar el conflicto bélico, la Royal Air Force adoptó el uso de estas cazadoras dentro de sus filas. Leslie Irvin, un paracaidista y acróbata norteamericano nacido en Los Ángeles en 1895, se convirtió en el primer proveedor de la fuerza aérea británica pero su fábrica no daba abasto y por eso debió subcontratar a otras compañías.

Con la llegada de mejoras en los aviones, éstos pudieron alcanzar mayores alturas y esto trajo aparejada una disminución exponencial de la temperatura en la cabina. Debido a esto, la industria se vio obligada a fabricar cazadoras más abrigadas, capaces de resistir incluso temperaturas menores a los 50 grados bajo cero cuando las máquinas alcanzaban los 25.000 pies de altura.

A partir de ese momento, las cazadoras A2 (fuerza aérea) y G1 (diseñada por la marina para competir con la primera) se convirtieron en las más populares entre las tropas aeronavales norteamericanas a pesar de que la primera fue sacada de circulación en 1942 por orden del general Henry “Hap” Arnold en favor de los modelos de nylon, más económicos y fáciles de procurar. Las cazadoras A2 volvieron a ser incorporadas a la fuerza aérea en 1988 gracias al éxito de la película Top Gun, estrenada dos años antes.

La cazadora G1, utilizada por los miembros de la Marina Norteamericana, no corrió mejor suerte ya que también fue retirada de la vestimenta oficial de esa fuerza por disposición del Congreso Norteamericano que votó de esta manera a fin de evitar un colapso en la provisión de la prenda.

Sin embargo, ambas cazadoras –que también son comúnmente asociadas con la MA-1, siguen presentes en el imaginario popular gracias a diferentes héroes del cine y la televisión como los protagonistas de la ya mencionada Top Gun, Memphis Belle, Capitán Sky y el Mundo del Mañana y Leyendas del Simio de Oro, algo que las ha convertido en un símbolo de aventura y estilo frente al gran público.